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martes, 29 de diciembre de 2009

Estado crítico en el Congo

Cientos de miles de personas huyen de la guerra en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Asustados, enfermos o heridos, acosados por la violencia, con sus casas saqueadas y sus familias dispersas, los habitantes de los Kivus viven en conflicto desde hace casi una generación, una lucha diaria por la supervivencia que pasa prácticamente desapercibida para todo el mundo. Quince años de emergencia que han dejado a la población en estado crítico.

La crisis humanitaria no comenzó el mes pasado o el año pasado. Durante años, la guerra ha devastado los Kivus. Varios grupos armados y el ejército nacional congoleño han estado luchando los unos contra los otros, ligando el destino de los habitantes de la zona a sus enfrentamientos y bailes de alianzas. La comunidad internacional no ha dado ninguna prioridad al conflicto en esta región y apenas se ha hecho nada para responder de forma eficaz a la emergencia.

A pesar de los reiterados llamamientos de las organizaciones humanitarias acerca de la crítica situación en los Kivus, son las periódicas escaladas de violencia las que devuelven cada cierto tiempo este olvidado conflicto a los medios de comunicación. Durante poco tiempo en todo caso, y con informaciones a menudo más centradas en los movimientos políticos, las campañas militares y los debates internacionales que en las devastadoras consecuencias que la guerra tiene para una población civil ya al límite.

“Tengo miedo. Son muchos los disparos que he escuchado y la sangre que he visto. Tuvimos que saltar por encima de cuerpos sin vida para escapar. Vi cinco cadáveres con mis propios ojos, y entre ellos estaban los de mis tres hermanos. Algunos habían sido alcanzados por balas, otros asesinados a machetazos. Vi los cuerpos de mis hermanos y tuve miedo”, relata Nizeiyman, paciente de 21 años del campo de Mungote.

Los civiles en los Kivus siguen desplazándose en grandes grupos que se asientan en campos de desplazados o son acogidos por familias anfitrionas. A menudo, tienen que huir debido a la cambiante situación de seguridad. Incluso allí donde la gente puede quedarse en sus casas, éstas son objeto de frecuentes saqueos por parte de grupos armados, y en muchas aldeas los civiles se ven obligados a huir cada noche al monte para esconderse de los numerosos ataques que sufren. En la zona de Kalembe, en Kivu Norte, aquellos que huyeron cuentan que tuvieron que permanecer ocultos en el bosque hasta dos meses, dejando su ciudad de 10.000 habitantes totalmente vacía.

“Nosotros vivimos de la agricultura. Si alguien viene con hambre, le damos un poquito para comer. Cuando uno tiene comida de sobra, no puede negársela a su vecino, que es quien está desplazado. Él no puede volver al lugar del que viene, así que tienes que ser como un hermano y acogerle en tu hogar. Les das acogida en tu corazón y les das acogida en tu casa. Es un ser humano como yo. Y el día de mañana, yo podré buscar refugio en su hogar y él me acogerá”, expone Chigendera Petro, quien vive en Minova.

Para llegar a estas personas en zonas rurales inseguras y a las que viven en campos, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) gestionan clínicas móviles y apoyan a las estructuras de salud tanto en Kivu Norte como en Kivu Sur. De noviembre de 2008 a octubre de 2009, MSF realizó 528.850 consultas médicas y trató a 4.900 pacientes aquejados de cólera.

En los últimos meses, MSF ha observado un aumento del bandolerismo incluyendo robos perpetrados por grupos armados que han afectado gravemente a las organizaciones humanitarias en Kivu Norte y Kivu Sur. Los ataques contra vehículos de MSF en el norte de Goma obligaron a la organización a suspender temporalmente sus clínicas móviles y su apoyo a los centros de salud en varias localidades, haciendo que miles de civiles se quedaran sin la asistencia médica que tan urgentemente necesitaban.

Foto: AP

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