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lunes, 10 de septiembre de 2012

Doble alerta en el sur de Níger: irrumpe el cólera y la malaria se descontrola

El hambre y la desnutrición aguda severa son un problema estructural en Níger. Añadidas las complicaciones estacionales de lluvias y escasez y encarecimiento de alimentos, el país "es un polvorín". En Madaoua, en el sur, ha estallado en las últimas semanas. Médicos sin Fronteras ha detectado un brote de cólera y un aumento alarmante de los casos de malaria. Esperanza Santos, enfermera de la Unidad de Emergencias de MSF, está preocupada por ambos brotes, ante los que la ONGD ya ha puesto en marcha estrategias sanitarias específicas, pero se muestra especialmente sorprendida por la irrupción del cólera.

El Sahel es zona endémica de cólera y los brotes de esta infección no son extraños en Camerún, Chad, Nigeria y el norte de Níger, pero sí en la región sur de Madaoua. De hecho "no es zona endémica y un solo caso ya puede considerarse epidemia". Esperanza Santos evita hablar de epidemia y mantiene la alerta en brote, pero señala que "hemos preguntado a los habitantes de la zona y consultado los registros y hacía cinco o seis años que no se veían estos síntomas". "Nos ha pillado por sorpresa", reconoce, y ve una parte de esta alta incidencia en que las lluvias se han adelantado este año y han sido más fuertes y provocado inundaciones, caldo de cultivo para que se expandan el riesgo y los casos de cólera y malaria. 

 
El cólera irrumpió en la zona el 19 de agosto, con un primer caso en una comunidad situada a unos 40 minutos en coche del centro de operaciones de MSF, pero ya se ha extendido y el 7 de septiembre MSF había detectado 160 casos en el pueblo en el que se inició y otros 50 en la propia Malaoua. "Esperemos que se corte antes de dos meses, que se quede en un susto", confía Esperanza Santos. Para lograrlo, les queda por delante un trabajo duro. Al otro lado del teléfono se siente el ajetreo, pues ya han puesto en marcha un plan de ataque, centrado, en especial, en el aislamiento de los afectados y en tareas de prevención y sensibilización de la población.

MSF se ha coordinado con las autoridades sanitarias locales y ya se han desplazado a la primera zona en la que irrumpió la infección para atajarla. "En el cólera hay que aislar bien a los pacientes para que no se extienda", explica esta enfermera experimentada en situaciones de emergencia. El cólera se transmite por contaminación fecal de agua y alimentos contaminados. La estrategia se ha centrado en que el Ministerio de Salud ha liberado a su personal de los centros de salud a los centros de tratamiento y que MSF ha aportado la parte logística, desde tiendas de campaña para el aislamiento a kits de tratamiento para evitar la deshidratación y material para extremar las medidas de higiene o potabilización y saneamiento del agua.

La incidencia de la malaria es igualmente preocupante, pero no ha cogido tan de sorpresa al equipo médico. La enfermedad está presente todo el año en Madaoua y tiene temporada alta entre julio y octubre, pero este año los picos habituales se han disparado y desde la última semana de julio se han quintuplicado los casos detectados en niños menores de cinco años, la población más vulnerable. Según Esperanza Santos, a lo largo del año se declaran una media de 2.000 casos al mes en menores de 5 años y entre julio y octubre se duplican, pero este año la incidencia se ha disparado. La alerta empezó e la última semana de julio, con unos 2.000 casos en una sola semana que cerraron el mes con 4.700 incidencias.

Desde entonces, el brote no ha cesado de crecer. El programa de MSF en Madaoua contabilizó en agosto 19.000 casos, esto es, cinco veces más de los habituales. En 2011 llegaron a detectarse en una semana de agosto 3.000 casos. Este año, el doble. Y septiembre no trae mejores perspectivas. Esta elevada incidencia ha obligado a MSF a recalcular las necesidades de test de detección y tratamientos que figuraban en las previsiones de este verano y a recibir un nuevo cargamento. Los cálculos se desbordaron porque también han tenido que reforzar las reservas del Ministerio de Salud de Níger. "Se les acabó el stock hace dos semanas y ahora dependen de lo que les estamos dando nosotros", explica Esperanza Santos.

Santos trabaja en el proyecto de la ONGD en Madaoua desde principios de agosto para organizar una estrategia a nivel de las comunidades para prevenir y combatir los picos de malaria de esta época del año. Se ha encontrado más trabajo del que esperaba: "La situación es desbordante, vienes a una cosa y acabas ocupándote de todo. Estábamos aquí por eso, se nos ha añadido el cólera y andamos como locos". Según explica, la idea es descentralizar el diagnóstico y el tratamiento de la malaria lo máximo posible para hacerlo más accesible a la población. En Madaoua hay 400.000 habitantes, 90.000 de ellos menores de 5 años, y hay comunidades a 10 o 20 kilómetros del centro de salud más cercano que dificultan el diagnóstico precoz y el tratamiento.

En este contexto, no es suficiente con dar servicio a la población desde el hospital, los ocho centros de salud y los 61 puestos de salud en pueblos que existen, de modo que se ha identificado y formado a una persona de referencia en otros 14 pueblos para que sepan hacer el test rápido de malaria, dar el tratamiento para los casos simples y localizar a los enfermos más graves para derivarlos al centro de salud. Desde la segunda semana de agosto y a se han distribuido por los pueblos 30.000 test de detección y 18.000 tratamientos. Además de a niños, por primera vez, también se han distribuido entre las mujeres embarazadas (llevan 900 tratamientos), a quienes han empezado a repartir mosquiteras.

Publicado en el diario El Mundo
Autora: Natalia Puga
Foto: Médicos Sin Fronteras

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