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miércoles, 5 de febrero de 2014

140 millones de mujeres y niñas en el mundo sufren actualmente las consecuencias de la ablación

La mutilación genital femenina es una práctica tradicional perjudicial (PTP) que debe ser erradicada cuanto antes en los 29 países que aún la entienden como parte de su tradición y cultura. Amenaza gravemente la salud de las mujeres y niñas y les afecta tanto a nivel físico –aumentando su posibilidad de contraer el VIH en el momento de la mutilación y padeciendo consecuencias irreversibles desde el punto de vista ginecológico y maternal– como a nivel psicológico. Además, la MGF está estrechamente relacionada con el matrimonio pactado y temprano y con el abandono escolar, agravando aún más sus consecuencias.

Ayuda en Acción lleva más de 30 años apoyando a mujeres que tienen que superar día a día enormes obstáculos para ejercer sus derechos. Entre ellas, las mujeres que han padecido la mutilación genital femenina o las niñas susceptibles de ser sometidas a esta práctica en países donde estamos presentes, como Kenia y Etiopía. En Kenia, además del trabajo sobre derechos de la mujer que desarrolla junto a ActionAid, en las regiones de Tharaka y Tangulbei, lucha contra la mutilación genital femenina junto a la Fundación Kirira desde el año 2007 a través de campañas educativas en comunidades y colegios, becas de estudio para niñas a cambio de que sus familias renuncien a mutilarlas, la formación de clubs anti-ablación y campañas sanitarias preventivas. Debido a la falta de recursos y el arraigo de estas tradiciones, las niñas que escapan de la ablación son expulsadas de sus hogares, como también les ocurre a aquellas que se quedan embarazadas fuera del matrimonio. Para estas víctimas de la MGF, la entidad está construyendo actualmente una casa de acogida en Chiampu, comunidad de Thakara, así como un huerto que facilite su sostenibilidad.


En Etiopía, la ONG lleva a cabo un proyecto junto a ActionAid y el Fondo Fiduciario de la ONU en 85 kebeles (municipios) de 13 distritos con el propósito de poner fin a cualquier tipo de violencia contra mujeres y niñas. En cada distrito se han establecido Grupos de Vigilancia (Watch Groups), para que la propia comunidad desempeñe el rol de vigilar y concienciar a su población sobre el daño irreparable que supone la ablación o los prejuicios del matrimonio precoz y la violencia de género. Uno solo de estos grupos consiguió salvar a 62 niñas de la mutilación en un solo año, e incluso que personas comprometidas con la práctica diesen un giro de 180º. Es el caso de Weynua Degefa, de 75 años, que tras dedicarse toda la vida a ejercer de matrona y circundadora hizo un juramento firmado en el que no sólo se comprometió a no practicar nunca más la ablación sino a implicarse activamente en la lucha por su erradicación.

En Kenia, casi el 60% de las mujeres y niñas que han sido mutiladas opinan que esta práctica no tiene ningún tipo de beneficio y el 86% de la población femenina opina que debería de erradicarse. En Etiopía, donde el 63% se posiciona a favor de la erradicación, un 41% de niñas y mujeres sin educación apoyan la continuación de la MGF, comparado con el 5% de aquellas que tienen estudios secundarios o superiores. Conscientes de los avances, pero también de la gravedad de una práctica que necesita ser erradicada, Naciones Unidas aprobó una resolución en diciembre de 2012 (67/146. Intensificación de los esfuerzos mundiales para la eliminación de la mutilación genital femenina), en la que reconoce “que la mutilación genital femenina es un abuso irreparable e  irreversible que repercute negativamente en los derechos humanos de las mujeres y  las niñas, afectando aproximadamente a entre 100 millones y 140 millones de  mujeres y niñas en todo el mundo”.

Fuente: Ayuda en Acción
Foto: Estrella Giménez (Fundación Kirira) 





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